Breve trilogía de mi generación
I
He decidido, por fin,
regalar mi trompeta.
Me gasté un dineral,
y ahí está, ni la he mirado.
Pero tengo un amigo que
sabe tocarla, y no tiene trompeta.
No digo nada, pero pienso
que esta trompeta
nunca llegó a ser del todo mía.
Las cosas no están hechas
para quienes las compran,
sino para quienes luchan
por conseguirlas.
II
Lo he visto, no estoy ciego.
Llevo años contemplando
cómo disfrazan su encanto,
cómo se precipita
la luz que cobijó sus ojos,
y se quedan tan quietos
como la aguja sobre
una canción elegida en el vinilo.
He visto también
todo lo solos que en sí mismos
les deja la vida,
y que sonríen con toda la oscuridad
del mundo estallándoles en la cara.
Cosas que pasan de repente.
Cosas que pasan muy lentamente.
Pero no he sabido decirles
qué cosas eran exactamente
las que pasaban.
Y cuando tuve el valor de cuestionar
-Eh, ¿qué os está pasando?-,
contaban su euforia como se cuenta un milagro.
Ya era tarde, se ahogaban de felicidad.
III
Fue así que me puse a observar
cómo le iba a la gente de mi edad.
La mayoría había conseguido
estas cuatro cosas:
trabajo fijo, piso propio,
estaban casados, y tenían hijos.
Fue deprimente: yo no tenía nada.
Pero estuvo bien que les contara
cómo una joven de 18 se había enamorado de mí,
todos dibujaron un gesto de envidia.
Estuvo bien que nada había
que les hiciera creer que toda decisión
podría haber sido distinta.
Vivían en una especie de compromiso crónico
que les impedía ser ellos mismos.
Básicamente, eran mentes vencidas
en cuerpos de atleta.
Desde luego, me hicieron un gran favor:
aprendí a quererme,
y me reconcilié con mis temores.
No he vuelto a sufrir
ninguna otra crisis de identidad.
Por fin respiro libre.
Pequeños placeres
Ay que placer
arruinar los días en cosas de poca importancia,
escribir algo que no salga rentable,
asistir a reuniones inútiles,
concluir sin dietas de viaje
bajo la noche estrellada.
Ay qué placer
invitar a todo el bar,
no rebasar los 80 km/h por la autopista,
sonreír en los atascos,
ignorar los precios de la compra.
Ay qué placer
no saber la hora,
perder una buena oportunidad,
trabajar de gorra,
vivir sin concesiones.
Ay qué placer
combatir el capitalismo
con sus propias armas.
Pako Aristi – Traducción del euskera Tres cuadernos y un destino
viernes, 9 de mayo de 2008
jueves, 8 de mayo de 2008
22 años de Chernóbil


“Tanto vacío te crea un sentimiento siniestro, como si algo demoníaco estuviera escondido en esta desolación”

“El Sarcófago seguirá radiactivo al menos por 100.000 años. La edad de las pirámides de Egipto es de entre 5.000 y 6.000 años. Cada época cultural aportó algo a la humanidad, algo inmortal; como la época Judía nos dejo la Biblia, la cultura griega aporto la Filosofía, la época romana contribuyó con La Ley... y nosotros aportamos el Sarcófago, la construcción que va a sobrevivir a todos nuestros símbolos de la época actual y aun mas que las pirámides.”

Autora: Filatova Elena Vladimirovna,"Gamma Girl" también conocida como "Kid of Speed"
Edad: Treinta y pocos.
Aficiones: Motocicletas, Historia, arqueología militar, escribir, cocinar y mis trabajos de esta web.
WWW.ELENAFILATOVA.COM
No os perdáis el 'site' de Elena el cual no dejara indiferente a nadie sobre el problema que es la energía nuclear gestionada por la mano del hombre.
Humor politico = Oxímoron
Me disponía a elaborar mi collage político del gobierno de turno cuando me pregunté si los actuales políticos sin carisma alguno merecían tanto esfuerzo por mi parte. La verdad es que no; me dan bastante pereza. El día que me inspiren ‘algo’ tal vez merezcan mas atención. Por todo esto os dejo los 2 fotomontajes de los gobiernos precedentes.



miércoles, 7 de mayo de 2008
Un poco de la historia que nos toca. La LOAPA
¿Qué es eso de la LOAPA?

Calvo Sotelo. Uno de los padres de la LOAPA
Una de las características sobresalientes que tiene la cainita política española es que se puede pasar del mal y la torpeza absoluta a la personificación más completa de la santidad laica sin solución de continuidad. Solo hace falta o morirse o retirarse para siempre. Por esta razón sé que me introduzco en un ejercicio arriesgado como es el de opinar sobre alguien que en vida activa fue considerado un patoso, un cara de palo, un tecnócrata sin vertiente publica, un soso, un mal pianista, una persona altanera, distante y muy seca que adelantó las elecciones en 1982 y, siendo presidente del gobierno no fue elegido ni él, ocasionando la desaparición de su partido, la UCD.
Sin embargo cualquier chaval que oiga, lea y vea los reportajes que sobre el ex presidente se están haciendo estos días, tendrá una percepción totalmente distinta de lo que aconteció hace ahora 26 años siendo Calvo Sotelo ni un santo, ni un patoso, sino un producto de su tiempo y de aquella difícil coyuntura que le tocó liderar tras la dimisión de Adolfo Suárez.
Pero no nos toca a nosotros juzgarle como presidente del gobierno español más que en función de lo que supuso su relación con una autonomía histórica nacida de una ley orgánica refrendada y que él se encargó de frenarla. Y lo comento respetando a la persona y condoliéndome con quienes bien le quisieron.
La noche anterior del viaje del rey a Gernika en enero de 1981 cenaba el presidente del EBB, Xabier Arzalluz en el Palacio de Santa Cruz con el ministro de Asuntos Exteriores José Pedro Pérez Llorca y los ministros Pío Cabanillas y Rodolfo Martín Villa. Le solicitaban el apoyo del Grupo Vasco del PNV a la Investidura del candidato de UCD, Leopoldo Calvo Sotelo. En otros lugares distintos a esta reunión se estaba gestando lo que luego se ha conocido como el golpe del 23-F.
Nosotros les respondimos con la petición de un pacto de legislatura. Algo más que un apoyo puntual en una sesión parlamentaria. Nuestra propuesta alternativa era clara fijación interpretativa de los puntos clave del desarrollo estatutario que comenzaba a vivir sus primeros forcejeos y dilaciones. Propusimos asimismo un mecanismo de presentación y acuerdos previos a todas las iniciativas legislativas, tanto del Parlamento Vasco como de las Cortes de Madrid. No lo aceptaron. Nunca lo han aceptado.
Por aquel entonces sucedió el llamado “caso Arregi”. Un militante presuntamente de ETA que entró vivo en comisaría y salió muerto. Aquello originó una gran conmoción y hasta el entonces ministro de Justicia, Fernández Ordóñez, protestó por el hecho. Por su parte, el PSOE, en primera línea, solicitó el esclarecimiento de lo ocurrido mientras pedía responsabilidades por el crimen.
En plena vorágine producida por aquel suceso, Martín Villa le volvió a llamar al presidente del EBB. Seguía pidiéndole a Arzalluz el voto favorable para Calvo Sotelo. La respuesta fue que seguíamos creyendo que se iban a producir hechos similares al caso Arregi pero nuestra postura en relación con la Investidura seguía siendo la misma. Sin embargo no les interesó nuestra oferta y cuando nuestro Grupo votaba NO a Calvo Sotelo, teníamos ocho diputados, Tejero con sus guardias civiles entraba pistola en mano en el Congreso. Dos días después se volvió a repetir la sesión de Investidura y aunque varios Grupos cambiaron del NO al SI, nosotros mantuvimos nuestro NO. Intuíamos lo que iba a pasar al poco.
El intento de golpe de estado del 23 F tuvo en todo momento como motivación el que los militares golpistas consideraban que con el Estatuto de Gernika se había ido muy lejos y para garantizar la unidad de España estaban ellos para reconducir aquella situación agravada por los atentados de ETA contra militares y policías. Tras el golpe desde el gobierno con el inestimable apoyo del administrativista García de Enterria se quería frenar el desarrollo estatutario sin modificar la Constitución. Había que lograr por vía indirecta, lo que no se quería hacer por la cara. Y así surgió bajo impulso del gobierno de Calvo Sotelo y la inestimable colaboración del PSOE de Felipe González la cepilladora ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico más conocida por sus siglas de la LOAPA.. Y cuando el Tribunal Constitucional rechazó aquella LOAPA de la UCD-AP-PSOE se buscó la vía de ir loapizando el Estatuto de Gernika, paso a paso, con leyes, decretos y vías de hecho. Y así bajo Calvo Sotelo, empezó el calvario estatutario mientras se homogeneizaba todo el proceso autonómico, el café para todos, llegando a aprobar para Madrid nada menos que un estatuto de Autonomía que jamás había demandado. La intención era clara. Vascos y Catalanes no podían tener un tratamiento bilateral y singular.
Y todo esto ocurrió bajo la cortísima legislatura de un hombre al que hoy todos ensalzan políticamente, casado con la hija de un ministro de la dictadura y sobrino del líder de la ultraderecha española que pidió en el Congreso en 1935 la ilegalización del PNV. Su eficaz iniciativa le hizo el trabajo sucio a un Felipe González que al poco llegó a La Moncloa con la mesa limpia.
Hoy también todos ensalzan al Calvo Sotelo que teóricamente con el ministro Oliart acabó con la amenaza golpista, sin analizar debidamente el precio que se pagó que no fue otro que unas penas a los sublevados muy benévolas y un juicio de Campamento donde no se llamó a declarar a casi nadie y mucho menos a un rey bajo cuyo nombre muchos de los sublevados actuaron, olvidando aquel dato básico que había sido D. Juan Carlos quien le había impuesto al ministro de Defensa Rodríguez Sahagún el nombramiento del general Armada como segundo Jefe del Estado Mayor, en abierta oposición del presidente Suárez. A raíz de este juicio se inventó la patraña de que el rey había salvado la democracia cuando había sido él quien había creado las condiciones para aquella asonada tercermundista.
Otro de los encontronazos que tuvimos con el presidente Calvo Sotelo fue cuando se opuso a que pusiéramos en funcionamiento el segundo canal en castellano de Euskal Telebista. Queríamos se nos facilitara el paso para disponer del espacio radioeléctrico preciso como así constaba en el estatuto. Sin embargo Calvo Sotelo llegó a decirle al Lehendakari Garaikoetxea y de forma enojada que si lo ponía en funcionamiento a lo mejor la guardia civil se encargaría de evitar se pusiera en marcha algo que era de nuestra competencia. A pesar de todo lo hicimos y ahí está desde entonces diciéndonos hoy que parece mentira que ocurrieran estas cosas que Mario Fernández denunció en un histórico debate en televisión con el ministro Martín Villa, debate que hoy sería impensable reproducir.
Otro forcejeo de aquel período fue la resistencia del gobierno de Calvo Sotelo a la organización que se hizo desde Euzkadi al viaje del Papa Juan Pablo II a Loyola. La preocupación de Calvo Sotelo consistía en que las autoridades vascas tuvieran un perfil muy bajo y que no se le diera al Papa el tratamiento de un Jefe de Estado con Himno Nacional en su recibimiento. Nada que diera la impresión de la llegada a un país extranjero. Para fastidiar incluso la llegada se llegó a cambiar el lugar de aterrizaje del helicóptero tratando de condicionar todo el programa para que la televisión internacional en su visita a la casa natal del primer Papa Negro, San Ignacio, no transmitiera la visión de un país y una cultura distinta sino que el Totus Tuus lo cubriera todo. A pesar de todo el viaje salió bien y hasta el Papa pronunció unas palabras en euskera.
Ya sé que analizar políticamente la figura del fallecido Calvo Sotelo en estos momentos hagiográficos en los que se le designa como Hombre y Político de Estado, entre otras cosas por lo que aquí relato, es algo políticamente incorrecto, pero mis reflexiones tienen que ver con el Calvo Sotelo, presidente del gobierno español, y no con el hombre del que no dudo fue un hombre cabal, un buen padre de familia, una persona culta, un español y europeo competente y en definitiva una buena persona, aunque le tocara el tiempo más convulso de la transición. Quizás de haber sido noruego habría sido un excelente jefe de gobierno bajo el rey Olaf, pero le tocó suceder al presidente Suárez tras un intento de golpe de estado y bajo el reinado de Juan Carlos I. Sin embargo, desde el punto de vista vasco, no tenemos nada que agradecerle pues sus iniciativas, apoyadas por Felipe González, dieron y siguen dando sus negativos frutos.
Iñaki Anasagasti en Izaronews

Calvo Sotelo. Uno de los padres de la LOAPA
Una de las características sobresalientes que tiene la cainita política española es que se puede pasar del mal y la torpeza absoluta a la personificación más completa de la santidad laica sin solución de continuidad. Solo hace falta o morirse o retirarse para siempre. Por esta razón sé que me introduzco en un ejercicio arriesgado como es el de opinar sobre alguien que en vida activa fue considerado un patoso, un cara de palo, un tecnócrata sin vertiente publica, un soso, un mal pianista, una persona altanera, distante y muy seca que adelantó las elecciones en 1982 y, siendo presidente del gobierno no fue elegido ni él, ocasionando la desaparición de su partido, la UCD.
Sin embargo cualquier chaval que oiga, lea y vea los reportajes que sobre el ex presidente se están haciendo estos días, tendrá una percepción totalmente distinta de lo que aconteció hace ahora 26 años siendo Calvo Sotelo ni un santo, ni un patoso, sino un producto de su tiempo y de aquella difícil coyuntura que le tocó liderar tras la dimisión de Adolfo Suárez.
Pero no nos toca a nosotros juzgarle como presidente del gobierno español más que en función de lo que supuso su relación con una autonomía histórica nacida de una ley orgánica refrendada y que él se encargó de frenarla. Y lo comento respetando a la persona y condoliéndome con quienes bien le quisieron.
La noche anterior del viaje del rey a Gernika en enero de 1981 cenaba el presidente del EBB, Xabier Arzalluz en el Palacio de Santa Cruz con el ministro de Asuntos Exteriores José Pedro Pérez Llorca y los ministros Pío Cabanillas y Rodolfo Martín Villa. Le solicitaban el apoyo del Grupo Vasco del PNV a la Investidura del candidato de UCD, Leopoldo Calvo Sotelo. En otros lugares distintos a esta reunión se estaba gestando lo que luego se ha conocido como el golpe del 23-F.
Nosotros les respondimos con la petición de un pacto de legislatura. Algo más que un apoyo puntual en una sesión parlamentaria. Nuestra propuesta alternativa era clara fijación interpretativa de los puntos clave del desarrollo estatutario que comenzaba a vivir sus primeros forcejeos y dilaciones. Propusimos asimismo un mecanismo de presentación y acuerdos previos a todas las iniciativas legislativas, tanto del Parlamento Vasco como de las Cortes de Madrid. No lo aceptaron. Nunca lo han aceptado.
Por aquel entonces sucedió el llamado “caso Arregi”. Un militante presuntamente de ETA que entró vivo en comisaría y salió muerto. Aquello originó una gran conmoción y hasta el entonces ministro de Justicia, Fernández Ordóñez, protestó por el hecho. Por su parte, el PSOE, en primera línea, solicitó el esclarecimiento de lo ocurrido mientras pedía responsabilidades por el crimen.
En plena vorágine producida por aquel suceso, Martín Villa le volvió a llamar al presidente del EBB. Seguía pidiéndole a Arzalluz el voto favorable para Calvo Sotelo. La respuesta fue que seguíamos creyendo que se iban a producir hechos similares al caso Arregi pero nuestra postura en relación con la Investidura seguía siendo la misma. Sin embargo no les interesó nuestra oferta y cuando nuestro Grupo votaba NO a Calvo Sotelo, teníamos ocho diputados, Tejero con sus guardias civiles entraba pistola en mano en el Congreso. Dos días después se volvió a repetir la sesión de Investidura y aunque varios Grupos cambiaron del NO al SI, nosotros mantuvimos nuestro NO. Intuíamos lo que iba a pasar al poco.
El intento de golpe de estado del 23 F tuvo en todo momento como motivación el que los militares golpistas consideraban que con el Estatuto de Gernika se había ido muy lejos y para garantizar la unidad de España estaban ellos para reconducir aquella situación agravada por los atentados de ETA contra militares y policías. Tras el golpe desde el gobierno con el inestimable apoyo del administrativista García de Enterria se quería frenar el desarrollo estatutario sin modificar la Constitución. Había que lograr por vía indirecta, lo que no se quería hacer por la cara. Y así surgió bajo impulso del gobierno de Calvo Sotelo y la inestimable colaboración del PSOE de Felipe González la cepilladora ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico más conocida por sus siglas de la LOAPA.. Y cuando el Tribunal Constitucional rechazó aquella LOAPA de la UCD-AP-PSOE se buscó la vía de ir loapizando el Estatuto de Gernika, paso a paso, con leyes, decretos y vías de hecho. Y así bajo Calvo Sotelo, empezó el calvario estatutario mientras se homogeneizaba todo el proceso autonómico, el café para todos, llegando a aprobar para Madrid nada menos que un estatuto de Autonomía que jamás había demandado. La intención era clara. Vascos y Catalanes no podían tener un tratamiento bilateral y singular.
Y todo esto ocurrió bajo la cortísima legislatura de un hombre al que hoy todos ensalzan políticamente, casado con la hija de un ministro de la dictadura y sobrino del líder de la ultraderecha española que pidió en el Congreso en 1935 la ilegalización del PNV. Su eficaz iniciativa le hizo el trabajo sucio a un Felipe González que al poco llegó a La Moncloa con la mesa limpia.
Hoy también todos ensalzan al Calvo Sotelo que teóricamente con el ministro Oliart acabó con la amenaza golpista, sin analizar debidamente el precio que se pagó que no fue otro que unas penas a los sublevados muy benévolas y un juicio de Campamento donde no se llamó a declarar a casi nadie y mucho menos a un rey bajo cuyo nombre muchos de los sublevados actuaron, olvidando aquel dato básico que había sido D. Juan Carlos quien le había impuesto al ministro de Defensa Rodríguez Sahagún el nombramiento del general Armada como segundo Jefe del Estado Mayor, en abierta oposición del presidente Suárez. A raíz de este juicio se inventó la patraña de que el rey había salvado la democracia cuando había sido él quien había creado las condiciones para aquella asonada tercermundista.
Otro de los encontronazos que tuvimos con el presidente Calvo Sotelo fue cuando se opuso a que pusiéramos en funcionamiento el segundo canal en castellano de Euskal Telebista. Queríamos se nos facilitara el paso para disponer del espacio radioeléctrico preciso como así constaba en el estatuto. Sin embargo Calvo Sotelo llegó a decirle al Lehendakari Garaikoetxea y de forma enojada que si lo ponía en funcionamiento a lo mejor la guardia civil se encargaría de evitar se pusiera en marcha algo que era de nuestra competencia. A pesar de todo lo hicimos y ahí está desde entonces diciéndonos hoy que parece mentira que ocurrieran estas cosas que Mario Fernández denunció en un histórico debate en televisión con el ministro Martín Villa, debate que hoy sería impensable reproducir.
Otro forcejeo de aquel período fue la resistencia del gobierno de Calvo Sotelo a la organización que se hizo desde Euzkadi al viaje del Papa Juan Pablo II a Loyola. La preocupación de Calvo Sotelo consistía en que las autoridades vascas tuvieran un perfil muy bajo y que no se le diera al Papa el tratamiento de un Jefe de Estado con Himno Nacional en su recibimiento. Nada que diera la impresión de la llegada a un país extranjero. Para fastidiar incluso la llegada se llegó a cambiar el lugar de aterrizaje del helicóptero tratando de condicionar todo el programa para que la televisión internacional en su visita a la casa natal del primer Papa Negro, San Ignacio, no transmitiera la visión de un país y una cultura distinta sino que el Totus Tuus lo cubriera todo. A pesar de todo el viaje salió bien y hasta el Papa pronunció unas palabras en euskera.
Ya sé que analizar políticamente la figura del fallecido Calvo Sotelo en estos momentos hagiográficos en los que se le designa como Hombre y Político de Estado, entre otras cosas por lo que aquí relato, es algo políticamente incorrecto, pero mis reflexiones tienen que ver con el Calvo Sotelo, presidente del gobierno español, y no con el hombre del que no dudo fue un hombre cabal, un buen padre de familia, una persona culta, un español y europeo competente y en definitiva una buena persona, aunque le tocara el tiempo más convulso de la transición. Quizás de haber sido noruego habría sido un excelente jefe de gobierno bajo el rey Olaf, pero le tocó suceder al presidente Suárez tras un intento de golpe de estado y bajo el reinado de Juan Carlos I. Sin embargo, desde el punto de vista vasco, no tenemos nada que agradecerle pues sus iniciativas, apoyadas por Felipe González, dieron y siguen dando sus negativos frutos.
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martes, 6 de mayo de 2008
Matando el tiempo
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con ancora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te ataras a la muñeca y pasearas contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de tí mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de a atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a tí te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas, 1962
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con ancora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te ataras a la muñeca y pasearas contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de tí mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de a atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a tí te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas, 1962
Pido la paz y la palabra
EN EL PRINCIPIO
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Blas de Otero, 1955
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